La bronquiolitis en niños y bebés es una enfermedad respiratoria aguda, frecuente en los primeros años de vida, en la que se afectan los bronquíolos, la parte terminal de los bronquios. Para prevenir esta enfermedad en bebés y niños, los pediatras hacen hincapié en la lactancia materna prolongada.
La bronquiolitis en niños y bebés cursa igual que un cuadro catarral con tos y mocos; posteriormente, afecta a los bronquiolos manifestándose clínicamente en forma de dificultad respiratoria. El niño, probablemente, tendrá la nariz con mucha mucosidad y fiebre baja durante dos o tres días. Luego, es probable que empiece a toser, a respirar rápido y con dificultad, y a presentar sonido de silbidos (sibilancias) en el pecho durante otros dos o tres días.
Es una infección de los bronquios causada por varias clases de virus, por tanto, está considerada como una enfermedad contagiosa. El virus que causa esta enfermedad frecuentemente es el llamado Virus Respiratorio Sincitial (VRS), que causa esta infección en el 75 por ciento de las veces. Produce un cuadro catarral inicial y, poco tiempo después, desciende hasta los pulmones dañando a los bronquios. Afecta principalmente a niños de menos de uno o dos años por que en ellos la parte terminal de los bronquios es lo suficientemente pequeña como para obstruirse en presencia de inflamación, impidiéndose el paso adecuado del aire.
Durante el invierno y principios de la primavera, la bronquiolitis es una de las patologías más habituales entre los niños. Alrededor del 70 por ciento de los lactantes menores de 12 meses son infectados por el VRS durante su primer año de vida y el 22 por ciento desarrolla una enfermedad sintomática.
El diagnóstico se realiza mediante la auscultación de los pulmones. En casa, es importante mantener al niño bien hidratado, con humedad ambiental, ofreciendo líquidos por vía oral con frecuencia, lavados nasales frecuentes y aspiración de secreciones con perilla de goma.
Resulta útil colocar al niño en la posición de medio incorporado (para facilitar la respiración) y la fisioterapia (palmaditas en la espalda y en el pecho) para movilizar las secreciones de moco en los bronquios. La bronquiolitis tiene una duración de una semana aproximadamente.
No se recomienda el uso de antibióticos de manera rutinaria en niños diagnosticados de bronquitis aguda, ya que no previenen ni disminuyen la severidad de las complicaciones bacterianas. El humo del tabaco es muy dañino para estos niños, por lo que los padres deberán de abstenerse de fumar delante de ellos.
Otra de las medidas que los pediatras aconsejan, una vez cumplido el tratamiento, es posponer la vuelta a la guardería del niño para evitar nuevas infecciones, ya que parece demostrada una mayor susceptibilidad si la reincorporación es inmediata. Para mantener la humedad en el ambiente, se puede usar un vaporizador con agua fresca (no muy fría) en la habitación mientras el niño está durmiendo. Deja que el agua caliente corra en la ducha o en la bañera para hacer que el baño se llene de vapor y siéntate ahí con tu niño en caso de que este esté tosiendo con fuerza y teniendo dificultad para respirar.
La enfermedad se contagia como un resfriado: a través del contacto cercano o mediante los restos saliva o moco que quedan en suspensión en el aire al toser o estornudar. Se puede prevenir el contagio manteniendo al niño enfermo en casa hasta que se haya ido la tos por completo. Procura lavarte las manos después de atender al niño enfermo para evitar que el virus se extienda a otras personas.
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